La regularización de existencias: una forma de ajustar el beneficio

Muchas empresas no realizan la regularización de existencias porque desconocen tenerlas, al asociar el concepto con mercaderías o productos destinados a la venta. Pero hay muchas empresas que tienen existencias. Si tomamos, por ejemplo una clínica dental, lo más probable es que al finalizar el año tenga en stock aprovisionamientos de materias primas que utilizará en el desarrollo de su actividad.

Las existencias están presentes en una gran parte de las estructuras empresariales, tanto en empresas que se dedican exclusivamente a la venta como en aquellas que realizan prestaciones de servicios. Los grandes almacenes, tiendas y supermercados suelen realizar al cierre de año un inventario que sirve de base a la regularización contable.

Si tenemos más existencias a final de año que a su comienzo, eso nos dará un saldo positivo que se reflejará en un incremento del beneficio del ejercicio. Si el saldo fuera negativo, el beneficio mermará o, si tuviéramos pérdidas, serán mayores. Cualquier empresa que deba adquirir bienes destinados a la prestación de un servicio tiene algo que inventariar.

La valoración de las existencias al cierre del ejercicio puede hacerse utilizando un procedimiento contable en lugar de físicamente. El inventario es un documento de gran importancia que debemos conservar, pues sirve como soporte físico a los datos contables. La regularización de existencias tiene gran relevancia fiscal al incidir en el beneficio y, por tanto, en el impuesto a pagar por Sociedades.

Artículo original: Pymes y autónomos