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Cuando adquirimos un activo fijo para llevar a cabo la actividad normal de nuestra empresa, como maquinaria o unos vehículos, tenemos que contar con que van a sufrir una depreciación o pérdida de valor debido a su uso a lo largo del tiempo.
Esta depreciación es a lo que contable y fiscalmente llamamos amortización, partida que resulta ser una de las más importantes del balance de cualquier empresa, y que al mismo tiempo no se le presta la atención adecuada a la hora de su correcta valoración. ¿Por qué es importante valorar la amortización de forma correcta?
A la hora de realizar el desembolso por el nuevo activo fijo, no reflejamos un único coste de adquisición, si no que éste se va repercutiendo a lo largo del tiempo que el activo reporta algún tipo de utilidad a la empresa. El gasto por amortizaciones es un gasto real que refleja de manera fiel el uso real del activo durante la actividad productiva de la empresa.
Pero, además de ser un gasto necesario para mantener la actividad empresarial, es deducible en el impuesto de sociedades, concretamente aquellos que correspondan a la depreciación efectiva que sufran los distintos elementos por funcionamiento, uso, disfrute u obsolescencia. La deducción dependerá de la valoración anual que hagamos de esa amortización.
Y es que existen varios métodos para trasladar el coste del activo a lo largo de los años. La forma más usada es la de amortización lineal o de cuotas fijas, en el que el gasto por amortización es el mismo todos los años, suponiendo que el activo va a prestar el mismo servicio durante todos los años, y se deprecie la misma cantidad todos los años. Pero también es muy común que los primeros años se amortice mayor cantidad, ya que cuanto más nuevo sea el activo, más servicio podrá dar a la empresa, y con el tiempo vaya prestando cada vez menor servicio.
De todos modos, la forma de valoración queda a elección de la empresa; si consideramos que nuestro activo va a prestar mayor servicio al principio de su vida útil, lo más conveniente es amortizar mayor cantidad más cerca del momento de su adquisición, y reduciendo este gasto más adelante, ya que debido al lógico desgaste, el activo dejará de dar el mismo servicio.
Hay que tener en cuenta que el gasto de amortizaciones repercute como un gasto más en la cuenta de pérdidas y ganancias (al margen de ser también un gasto deducible), y por tanto su efecto sobre las cuentas anuales será diferente en función del sistema de amortización utilizado. Por esto debemos prestarle la atención necesaria para así evitar sustos al realizar la regularización de los asientos contables.
Fuente: Pymes y autónomos
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